viernes, 30 de abril de 2010

El terror de las flores

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A punto de iniciarse mayo... y ya estamos los cordobeses preparándonos para la fiesta. Es más, no es que estemos preparándonos: es que ya la hemos iniciado. Desde ayer ya se celebran las Cruces de Mayo.



Como casi todas las fiestas que se masifican, se va perdiendo el sabor auténtico de las Cruces de antaño ( ¡vaya, no soy tan mayor y parece que hablo como los viejos¡).

La Cruz que recuerdo de mi niñez no era un concurso (aunque había premios institucionales), sino una competición. Competición de un barrio contra otro.



En esta "competición" todas las casas prestaban sus mejores macetas para la Cruz del barrio. Se pintaban los tiestos, se numeraban y se iban llevando a la plaza, donde los organizadores de la Cruz las iban ordenando... colocando hasta alcanzar una amalgama de luz, color y aroma que ahora lo recuerdo y casi me estremezco.

Días luminosos, resplandecientes... y allí en mi plaza había tal estallido de colores...



Había verdadera disputa por intentar que ese año tu barrio se alzara con el galardón de ser la vencedora en el certamen. Aunque se visitaban las Cruces de otras zonas, en la que realmente jugabas, en la que te encontrabas como en tu casa era en la Cruz de tu barrio (¡claro, hasta las macetas eran las de tu casa¡).



Te preguntarás por qué el título de la entrada. Pues sí, éramos EL TERROR DE LAS FLORES.

¿Te acuerdas de las Cruces Infantiles?. Eran unas "pequeñas exaltaciones a la Cruz". Bien podía servir una caja de zapatos, un tablero, y hasta las más "sofisticadas" montadas en parihuelas... El terror viene ahora. Los nenes nos las ingeniábamos para pedir "prestadas" en casa, en la de los vecinos, en los jardines cuantas flores pudiésemos afanar y así conseguir un buen ornato con el que adornar tu Cruz itinerante, y el vecindario que ya sabía de nuestra intención andaba ojo avizor al cuidado de sus arriates.



Luego, con ellas y una vez montado el tenderete ibas de casa en casa a ver lo que caía... pero cuidado porque había más de una vecina que rápidamente identificaba entre aquel montaje floral a uno de los claveles o rosa de la pasión que abrió ayer en la tarde en su jardín. Era el momento de apretar el paso y poner tierra por medio.



Todo eso ya se ha perdido. Ahora casi no son los vecinos los que organizan la Cruz. Lo normal es que sea una Cofradía, una Asociación... y lo más importante es "hacer caja". Incluso abundan los montajes de Cruces bien pequeñas... con barras bien grandes, donde ya no disfrutan los propios vecinos de ellas... sino que las padecen. ¿Alguna vez se llegará a un equilibrio para que disfrutemos y ganemos todos?.


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