miércoles, 20 de octubre de 2021
lunes, 18 de octubre de 2021
EL BAR JARDÍN.
CÓRDOBA, años 50 - Una tarde ¿de domingo? después de un buen almuerzo en el Restaurante Bar Jardín (con ese nombre lo conocí yo, quizás tuviese otra denominación en esa época). Llama la atención los vehículos aparcados en la acera de la Carretera de Castro. Echando la vista atrás mi recuerdo va hacia buenas tardes de cervecita en ese jardín terrizo que hacía esquina entre la Carretera de Castro y la Avenida de Cádiz.
He adjuntado además fotografía actual del ahora Jardín del Delirio. Se puede observar que han mantenido el acceso de subida a la azotea, coincidente con el de la primera fotografía.
domingo, 26 de julio de 2020
Torrepelote, la playa fluvial de Córdoba
Allá
por los años cincuenta y sesenta, no hacía falta irse a Torremolinos para
disfrutar de la playa. Hubo un tiempo en que Córdoba disfrutó de su propio arenal, y no había que irse a Fuengirola, Torre del Mar, Benalmádena... Era posible bañarse en el río Guadalquivir, en el tramo urbano de la ciudad que hoy conforma el Molino de Martos y el Balcón del Guadalquivir, algo que hoy suena impensable.
Aunque esta playa era utilizada por los cordobeses desde mediados del siglo XVIII, el Ayuntamiento habilitó y acondicionó ese tramo del río. Era tal como puede verse en las imágenes, una playa fluvial en todos los sentidos para uso y disfrute de los cordobeses. Si irse de vacaciones pudiera ser un lujo para la mayor parte de los cordobeses, esta playa fluvial consolaba de los veranos infernales que desde siempre hemos padecido (y cada vez más).
Y no nos privábamos de nada. Desde concursos de castillos de arena (no en vano la playa estaba ubicada en la zona usada por los areneros), pasando por competiciones de salto de trampolín en el Molino de Martos, patinetes a pedales, como hasta una gran prueba de natación.
Esta playa tenía hasta nombre propio, "Torrepelote", por dos cuestiones bien distintas: su semejanza al nombre de la playa de Torremolinos y porque el uso de los servicios que facilitaba (duchas, aseos, vestuarios...) costaba cinco pesetas, un duro, vamos... ¡¡un pelote!!.
Pero poco dura la alegría en la casa del pobre. Debido a la mala calidad de sus aguas, el río se convirtió en un lugar insalubre, por lo que el Ayuntamiento optó por cerrar esa zona de baño allá por los años setenta (Atención, fotos coloreadas de originales en blanco y negro).
Aunque esta playa era utilizada por los cordobeses desde mediados del siglo XVIII, el Ayuntamiento habilitó y acondicionó ese tramo del río. Era tal como puede verse en las imágenes, una playa fluvial en todos los sentidos para uso y disfrute de los cordobeses. Si irse de vacaciones pudiera ser un lujo para la mayor parte de los cordobeses, esta playa fluvial consolaba de los veranos infernales que desde siempre hemos padecido (y cada vez más).
Y no nos privábamos de nada. Desde concursos de castillos de arena (no en vano la playa estaba ubicada en la zona usada por los areneros), pasando por competiciones de salto de trampolín en el Molino de Martos, patinetes a pedales, como hasta una gran prueba de natación.
Esta playa tenía hasta nombre propio, "Torrepelote", por dos cuestiones bien distintas: su semejanza al nombre de la playa de Torremolinos y porque el uso de los servicios que facilitaba (duchas, aseos, vestuarios...) costaba cinco pesetas, un duro, vamos... ¡¡un pelote!!.
Pero poco dura la alegría en la casa del pobre. Debido a la mala calidad de sus aguas, el río se convirtió en un lugar insalubre, por lo que el Ayuntamiento optó por cerrar esa zona de baño allá por los años setenta (Atención, fotos coloreadas de originales en blanco y negro).
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